Hace unos días tratábamos en cono el tema de las profesiones. Me interesé por saber lo que mis pequeños quieren ser de mayor .En el futuro tendremos médicos , algún geólogo que otro , veterinarios , enfermeros , maestros y como no , muchos y buenísimos futbolistas.
Como es habitual me traje a casa sus escritos para corregir los errores y sus palabras me hicieron recordar algo que mi madre cuenta con mucho orgullo . Tendría yo más o menos las edad de mis alumnos .Nuestra vecina tuvo un bebé con Síndrome de Down. Recuerdo que yo no entendía por qué mi madre no dejaba de decirnos a mis hermanos y a mí que tuviéramos cuidado con él ,pues Alberto ( aún recuerdo su nombre) era un niño especial. Mi respuesta era siempre la misma : "mami ¿por qué es especial? es un niño , se ríe y le gusta jugar ¿qué tiene de especial? ". Un día ,harta de escuchar la misma retahíla de mi boca, mi madre me explicó que el bebé no aprendería como los demás , no andaría cuando se esperaba , que hablaría más tarde ... Después de un rato , le dije a mi madre con rotundidad que sería maestra de niños especiales. Mi madre cree que ése es el inicio de mi vocación.
Trasladé entonces mis recuerdos a otro momento vivido algunos años después, esta vez junto a mi padre. Tras la selectividad me ayudó a rellenar "mi futuro" universitario. Empezamos con lo típico : nombre , dirección , bla., bla, bla ...y llegó el hueco de las preferencias . Tercera opción :Enfermería , segunda opción: Educación Infantil , primera opción: Educación Especial . Aún recuerdo su palabras "¿educación qué? Le tuve que explicar en qué consistía y su respuesta fue "sabes qué será duro , ¿verdad? . Si es lo que te gusta ,adelante"
Nunca me he arrepentido de haberme dedicado a este mundillo y si bien es cierto que a veces esta elección me da algún que otro revés que me hace caer , hasta el momento, siempre encuentro algo que me hace levantar de nuevo.
Mi futuro profesional cambiará mucho el próximo año , y en estos momentos que vivo ,me he planteado si ha merecido la pena llegar hasta aquí. La respuesta es un sí ( aunque en estos día sea un sí con la boca pequeña ).A pesar de que el futuro me sea incierto ,aún no he perdido la ilusión de seguir enseñando a los niños y ayudar a los que llaman especiales en el duro camino de la vida que les ha tocado vivir.
Buscando razones para continuar , he encontrado un documento (de Theo Peeters) que aunque va dirigido a maestros especializados en Trastornos Generalizados del Desarrollo , puede valer para cualquier maestro. Se trata de un decálogo que he leído más de mil veces en estos días . Seguramente yo no cumpla ni la mitad pero me parece un magnífico ideario.
El decálogo para una "simple maestra"
1. Sentirse atraído por las diferencias.
2. Tener una imaginación viva.
3. Capacidad para dar sin obtener la acostumbrada gratitud.
4. Estar dispuesto a adaptarse a cada niño.
5. Tener el valor de "trabajar solo en el desierto"
6. No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios .
7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema.
8. Disponer de capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias.
9. Estar preparado para trabajar en equipo.
10. Tener humildad .
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